Acabamos de regresar de ese paraíso, todavía tenemos en la retina la imagen de una inmensa gama de verdes mezclados con una arena blanquísima y los típicos cocoteros inclinándose sobre la playa.
El secreto de que todavía se conserve tan virgen es una mezcla de que se empezó a habitar muy tarde y de una política de conservación impecable, no está permitido cortar ningún árbol sin permiso ni aún que esté en tu propiedad. Desde el mar vemos una inmensa masa verde con casitas ocultas entre la naturaleza, ninguna sobresale más que la vegetación.
En cuanto a los fondos marinos qué decir, aguas trasparentes, peces multicolores, corales brillantes que se ven simplemente con unas gafas de snorkel, son palabras muy repetidas cuando se habla de islas exóticas, pero en este caso son superadas por la realidad, de hecho después de visitarlas podemos decir que no hay fotografía que refleje la realidad, hay que verlo y dejar en la retina la impresión para que a la vuelta nos acompañe en nuestros días grises.
Son 115 islas de las que muchas no están habitadas, nosotros visitamos Mahe con su capital Victoria, Praslín y La Diguè.
Cada una tiene su idiosincrasia, Mahe es más “cosmopolita” tan urbana que su capital se recorre a pie en media hora y hasta hace poco sólo tenía un semafóro. Ahí es donde está el aeropuerto internacional con su flota propia de aviones, es el país más pequeño con flota propia, Air Seychelles.
En Praslín se encuentra el famoso Coco de Mar, muy protegido, es la única isla del mundo donde vive este Coco que tiene forma de sexo humano, femenino en la palmera femenina y masculino en la masculina, de ahí se aventurarón a afirmar que se trataba del jardín del Edén y estas palmeras el árbol del pecado. Cosa que los Sechellois han aprovechado turísticamente y el Coco de Mer es el símbolo de las Seychelles.
La Digue es increíble, hay poquísimos coches, no los dejan circular a no ser que sean para transportar materiales pesados y la forma de desplazarse por toda la isla es la bicicleta, también hay carros con bueyes a modo de pequeños autobuses para los turistas, para mí, dentro de la belleza total del resto de las islas, esta es la más bonita, ha sido elegida para rodar películas de piratas y también aquella legendaria de Enmanuelle de la que todavía se conserva la casa enfrente de un mar de ensueño.
Aquí también podemos visitar la playa más fotografiada del mundo, y en cuanto estás en ella comprendes por qué: rocas graníticas inmensas descansan sobre la arena más blanca que se pueda imaginar como si de totems se tratara.
Es un destino completamente recomendable, no dejemos que sean los novios en luna de miel quien los visite únicamente, todos nos merecemos una entrada al paraíso.
Kerala nos sorprende por ser una extensa lengua de tierra que se baña a orillas del Mediterráneo, como el gran poeta Mahakavi Vallathol escribió: “Los pies de Kerala reposan en las cristalinas aguas del océano”. Pero Kerala conserva una idiosincrasia única, un universo propio que la distingue del resto de los paisajes del mundo: los backwaters. Esta palabra define los más de 2.000 kilómetros de vías de aguas interiores formadas por una red de lagos, canales y lagunas.
Existen aldeas a las que solo se llega en barco. Poblados construidos en territorios mínimos entre los canales, se unen cocoteros, casitas y canales kilómetros y kilómetros dando un paisaje único que desemboca en los azhis o desembocaduras naturales de los mismos sobre el mar. La economía se centra en el cocotero, la pesca o el cultivo del arroz ahora completada con el turismo ya que se han reconstruido las antiguas kettuvalam que son unas barcazas preciosas que transportaban grandes cargamentos de arroz, coco y otras mercancías y ahora transportan unos turistas alucinados como yo misma ante tanta belleza paisajista.
A lo largo de la travesía que dura dos días ya que se duerme en la misma kettuvalam ves la vida fluir, ves cómo salen de sus casas los habitantes, se lavan el pelo en el río, se afeitan, lavan la ropa y ante todo sonrien, te saludan, ves la felicidad en sus caras con muy poquita cosa, te hace pensar en nuestras vidas llenas de cosas tan inútiles, sus sonrisas se te pegan y tu cara se alegra, la paz que te da el río, los llamativos colores de las telas y el paisaje paradisiaco tan espectacular te da una paz interior total. Si vais a India no olvidéis el sur, en concreto Kerala y no dejeis de navegar por los increíbles Backwaters.
Me agradeceréis el consejo.
Antes de entrar a la sauna privada de los Mayas, tenemos que agradecer a los dioses el poder ponernos en contacto con ellos en tan maravilloso entorno, así que nuestro chamán reza unas oraciones dirigiéndose a los cuatro puntos cardinales, nosotros debemos orientarnos también a ellos respetuosamente mientras oímos su voz profunda intercalada por la música que crea con su caracola marina. Vemos que todo esto va muy en serio y se nos empieza a poner la piel de gallina. Es una religiosidad en contacto con la naturaleza a la que nosotros no estamos acostumbrados.
Nuestro ruego final está dedicado a la diosa de la fertilidad, pero no solamente orientado a tener hijos, sino que es una fertilidad amplia, para que todos nuestros esfuerzos en la vida fructifiquen y den resultados positivos.
Entramos al Temascal, es una construcción redonda, hecha con barro y materiales naturales, sólo tiene una entrada un poco angosta y ninguna ventana, alrededor de la construcción hay un banco corrido donde nos sentamos, huele muy bien a perfumes, a plantas, enmedio hay una hendidura donde pondrán las rocas volcánicas ardiendo.
Nos dan mucho líquido para beber, es un té especial, con hierbas, limón, miel, delicioso. Lo vamos a necesitar porque vamos a sudar muchísimo.
Después de acomodarnos en los bancos quedamos a oscuras ya que el chamán cierra con unas telas la única puerta, en la oscuridad empezamos a tener conciencia de nosotros mismos, de nuestros cuerpos vestidos solo con el bañador (los mayas lo hacían desnudos). Recita una breve oración y nos presentamos uno a uno, decimos cómo hemos llegado hasta allí, y lo que queremos conseguir de esta experiencia: conocernos a nosotros mismos, liberar nuestra mente de algún asunto que nos atormenta del pasado, ser mejores personas… Hay tantos motivos como participantes en el Temascal.
Por la puerta empiezan a meter las rocas volcánicas ardiendo hasta la hendidura del centro de la habitación, el chamán nos explica que habra tres “puertas” (o sea que cuando se apaguen las rocas ardientes, volverán a meter otras, tres veces) pero nosotros si nos agobiamos podemos salir desde la primera, nadie está allí prisionero y él nos preguntará si queremos salir (por nuestro nombre ya que no nos vemos) de vez en cuando.
Empieza a echar agua a las rocas y el vapor que se forma es tremendo, perfumado y agradable, empezamos a sudar y nos pide que procuremos dejar la mente en blanco para que se limpie, se produce un gran silencio sólo salpicado de cantos de pájaros ya que nos encontramos en pleno bosque (que distinto a nuestra vida urbanita).
Nuestras mentes empiezan a relajarse, nuestro cuerpo se va limpiando con el sudor, litros y litros nos salen por todos los poros, toxinas eliminadas, malos pensamientos alejados.
Vuelven a meter rocas volcánicas, todo nuestro grupo aguanta la segunda puerta sin problema, vuelven a ofrecernos bebida ya que perdemos muchísimo líquido. Llega la tercera puerta, ésta será más dura, empezamos a tener pensamientos que luego nos contamos, algunos cosas de la infancia, otros cosas que dejaron sin solucionar en el pasado, todo se ve de forma más clara, todo se ve con beatitud, hay que cerrar las heridas, todo tiene solución, no hay que alimentar rencores antiguos.
Yo no soy nada creyente en estas cosas pero de verdad que te sientes genial, que se une cuerpo y mente en una experiencia única.
Para finalizar vamos saliendo del Temascal y nos introducimos en un Cenote ya sabéis que es una dolina con agua mineral que solo existe en Méjico, especialmente en el territorio Maya. El contraste del cuerpo sudoroso con el agua tan pura es brutal. Te sientes renacer.
Cuando salimos nos secamos y escuchamos música maya ambiental mientras nos ofrecen una cesta con frutas frescas y bebidas naturales, no hablamos demasiado, ha sido una experiencia personal total, en principio no necesitamos comentarla, ya lo haremos después cuando nuestro cuerpo vuelva al presente.
Todos coincidimos en que ha sido una experiencia alucinante, nueva, hay un antes y un después del Temascal. ¿Te gustaría probarlo?