– Coronel Lawrence ¿por qué ama el desierto?
– Porque está limpio.
Jordania reúne todos los atractivos para los viajeros de espíritu romántico: Ciudades perdidas, desierto infinito, leyendas y mar.
El país es tranquilo y acogedor, los viajeros que eligen este destino no se arrepienten. Lugares como los castillos del desierto y las ruinas de la ciudad nabatea de Petra, entornos bíblicos como el monte Nebo o el paisaje desértico de Wadi Rum, que fascinó al mítico Lawrence de Arabia, le permitirán descubrir una cultura misteriosa y mágica. Buscar sus huellas en el pasado no es difícil: numerosos vestigios hablan de las distintas civilizaciones que dieron forma a este país. Nabateos, fenicios, griegos, romanos, bizantinos, persas y árabes.
Jerash, Karak, Amman, Madaba y Aquaba son algunas de las las ciudades más visitadas. Aunque el destino estrella por siupuesto es Petra. La visita a esta misteriosa y espectacular joya rosa de Jordania, excavada en roca por los nabateos, es el destino principal de los viajeros que acuden a Jordania. Protegida por impenetrables montañas, Petra permanece escondida en un valle a la espera de nuestra sorpresa.
Fue una floreciente ciudad hasta su conquista por los romanos a principios del siglo II. Después cayó en el olvido y se sumió en la indiferencia hasta el siglo XIX, época de los grandes viajes. Desde entonces y hasta nuestros días, leyendas, libros y producciones cinematográficas se han encargado de mantener el misterio de "la ciudad perdida". Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Lawrence de Arabia, que conoció bien esta ciudad, lo sabía, y así lo expresó: “Nunca sabrás qué es Petra realmente, a menos que la conozcas en persona”.
La mejor forma de conocer esta ciudad es recorrerla a pie, aunque también se puede hacer el trayecto a caballo, en calesa, en burro o en camello. Entre colinas, valles y desfiladeros se esconden sus secretos: más de 500 tumbas, así como otros hallazgos con más de 2.000 años de antigüedad.
La visita habitual a Petra suele comenzar con la travesía por el desfiladero llamado Siq: una garganta natural que durante siglos fue el único acceso directo a la ciudad.
Al final de este estrecho paso de altas rocas aparece la fachada de El Tesoro. Un templo esculpido en la piedra, de influencia romana y una de las joyas de la ciudad nabatea. Las columnas, frontones y relieves de esta suntuosa tumba, deslumbran. ‘El Tesoro’ es famoso por haber sido llevado al cine por Steven Spielberg en una de las películas de Indiana Jones. La fachada de esta tumba real se divide en dos pisos; el primero cuenta con una sala vacía que los nabateos empleaban para realizar las ofrendas a sus dioses y el segundo fue realizado en homenaje de la diosa Isis, protectora de los muertos. El nicho central sujeta la mítica urna del tesoro. En 2003, se descubrió otro piso enterrado que albergaba tres tumbas.
Sin abandonar el camino del siq, al noroeste, además de El Tesoro, el vasto conjunto arquitectónico de Petra muestra otros ejemplos espectaculares del arte de esculpir la piedra, como el Teatro y la Tumba del Obelisco. En dirección este, destacan las tumbas del Palacio —Corintia, de la Seda y de la Urna—, y el templo de los Leones Alados. Tumbas y templos excavados en la roca tal como ya se hiciera en los templos egipcios de Abu Simbel y posteriomente en los templos de Lalíbela, en Etiopía.
Más alejados del camino que penetra en Petra se encuentra el Triclinio del León y el colosal Monasterio. Ochocientos cincuenta escalones conducen a esta tumba similar a El Tesoro, que ha sobrevivido al paso del tiempo sin ningún tipo de restauración. Desde allí se contempla el espectacular desierto rocoso que rodea a Petra.
Desde Petra, tras recorrer unos 120 kilómetros, se llega a Wadi Rum, el desierto de Lawrence de Arabia que aún sigue siendo morada de las tribus beduinas.
El macizo de Wadi Rum es un laberinto de rincones tranquilos y preciosos. Los surcan restos arqueológicos de Nabateos, romanos, árabes y cruzados, son los lugares que enamoraron a Lawrence de Arabia que hizo de esta montaña su fortaleza particular. siguió la senda que conduce a la tumba de Sextus Florentinus y a la Casa de los Dorotheos, llevaba pliegos de papel para realizar calcos de las efigies de las tumbas templarias, no podía creer tanta belleza en un entorno tan árido.
Tras atravesar el paisaje lunar de Wadi Rum, el viajero se encuentra con la única ciudad marítima de Jordania: Aqaba, en el golfo de este mismo nombre, en el Mar Rojo. La costa del golfo de Aqaba se encuentra casi en la frontera Saudí; es uno de los mejores lugares para practicar submarinismo, con una costa rica en corales y peces tropicales.
Antes de que Thomas Edward Lawrence, conocido como Lawrence de Arabia, descubriera la magia de Petra y del pedregoso desierto de Wadi Rum, otro viajero contempló estos insólitos paisajes. Johann Ludwig Burckhardt fue el primer occidental que penetró en las ruinas de Petra y descubrió El Tesoro. El 12 de agosto de 1812 el explorador suizo anotaba en su diario: ”Si mis conjeturas son ciertas, este lugar es Petra”.
Durante tres años Burckhardt pudo conocer en profundidad la lengua y religión musulmana a través de su contacto con las tribus árabes de la zona. Más tarde se convirtió al Islam, tomando el nombre de Ibrahim Ibn Abdullah.
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Esta tarde, el título que destacaba el pop up de llegada de un mail ha despertado mi curiosidad lo suficiente como para, sabiendo que era algún tipo de publicidad, no borrarlo.
Me ha sonado algo raro, y esperaba el momento de revisarlo con calma…
Con más tiempo, por la noche, me he dedicado a leerlo, a ver si había algo de interés, y he tenido que releer varias veces algo que me parecía increíble: "SUBETE EN EL TRANSIBERIANO HASTA NUEVA YORK"