Todos hemos oído hablar de Stonehenge, de sus misterios y de su disposición respecto al sol que produce alineaciones con el mismo en determinados momentos del año.
Sin que haya sucedido de manera intencionada cuando se ideó su dirección, en Manhattan la salida y puesta de sol coinciden durante días concretos de mayo y julio con el trazado de la calle principal de Nueva York. Las fechas concretas son publicadas cada año por el Planetario Hayden.
Se trata de un espectáculo grandioso en el cual se mezclan la naturaleza y la mano del hombre en estética conjunción.