En ocasiones me pregunto por qué extraña razón un destino espectacular y único como el Jerte nos pasa tan desapercibido a la mayoría solo por ser accesible y cercano. Y es que las maravillas que tenemos “A un tiro de piedra” parece que en ocasiones pierden su valor tan solo por esa ventaja.
Aproximarse a este pueblo del Norte de Extremadura es una experiencia única en la época de floración del cerezo. Cruzar este pequeño mar de flores produce una agradable y poderosa sensación al viajero, que le embriaga desde la llegada a su partida. A pesar de todo, bien es cierto que hay que prevér una visita al Jerte en esta época, ya que el número de alojamientos es limitado. Aprovechar la experiencia y vivirla con gente como tú puede ser una gran idea.
Si bien por sí mismos ya suponene un espectáculo grandioso que sorprenden y excitan los sentidos, los cerezos no son el unico atractivo de esta zona. Esta zona montañosa muestra diversos microclimas, lo que favorece la variedad vegetal que envuelve al visitante. Si a esto añadimos las cascadas que cruzan la topografía en su camino al río Jerte obtenemos un paisaje de ensueño que invita al paseo, la reflexión y la contemplación. Los numerosos miradores que salpican toda la zona nos mostrarán panorámicas generales de toda la belleza que nos rodea.
Es muy recomendable hacer una visita previa al centro de interpretación para disfrutar de las visitas con mayor conocimiento de causa. Ascendiendo por la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos encontraremos Los Pilones. En este excepcional paraje podemos recorrer el río a la vera de las excavaciones fluviales conocidas como “Marmitas de Gigante”, enormes pozas producidas por la erosión.
El paisaje lo completan especies de mamíferos como cabras, nutrias y gatos monteses, y aves rapaces como el águila real, la culebrera y el milano. Un cócktail perfecto de naturaleza y relax para unas pequeñas vacaciones mucho más cerca de lo que estamos acostumbrados.